viernes, 29 de noviembre de 2013

Apúntele bien

Algunos de ustedes, estimados lectores, ya se dieron cuenta que he abandonado el terregal del infierno. Durante mi estancia en tan extraño lugar me ocurrieron varias cosillas, las cuales describiré de una forma general.


1.- Durante los primeros meses que estuve allí me la pasé enfermo del estómago, en otras palabras, diarrea. El poder de la mente es increíble. ¿Por qué digo esto? Todos los días, cuando me despertaba por las mañanas, deseaba que se terminara el mundo, que chocara el camión que usaba como transporte, que hubiera un temblor, que cayera un meteoro, algo que me impidiera llegar al terregal. Al ver que nunca ocurría eso entonces procedía a postear en mi muro de Facebook  la frase “Me cago en la caca”. Fueron días, semanas y meses escribiendo lo mismo, yo mismo me estaba provocando ese malestar con la repetición y afirmación de esa sentencia. Literalmente me cagaba.


2.- Al ver lo ocurrido en el punto anterior, me di cuenta de que yo era responsable de mi malestar, dejé de recitar aquellas palabras y enfoqué lo que me ocurría (mi descontento en el terregal) a escribir ideas “graciosas”, que, aunque describían situaciones hasta cierto punto inverosímiles, las redactaba en un contexto humorístico. Los que lean mis publicaciones en Facebook se dieron cuenta de eso. Pero lo más importante fue que el malestar estomacal se esfumó.


3.- Leí mucho, libros, blogs y ensayos. Leí demasiado, principalmente de temas “paranormales”, religión, entre otros. Aprendí muchas cosas, amplié conocimientos en temas que ya habían despertado mi interés, principalmente en Budismo, conocimiento referente a Hiperbórea y meditación. No me pregunten en donde encontrarlo. El conocimiento llega a uno cuando realmente lo busca. Aclaro que nunca descuidé mis labores, terminaba mis deberes y después hacía lo que quería.


4.- Después de leer textos durante días completos y comprender parte del conocimiento adquirido,  me di cuenta de que estaba escapando de la realidad en la que vivía en ese momento: estaba en el terregal del infierno, no comía bien, estaba amargado, con muchos kilos de sobrepeso y con un futuro nada claro. Entonces llegó el día en que ya no tenía nada más que hacer allí y me fui. Hice ejercicio, bajé de peso y por una razón u otra estoy en otro lugar con mejores condiciones laborales.




En el mundo en el que vivimos generalmente se nos muestra una parte superficial, programando a todos a levantarse temprano, trabajar, salir del trabajo para comprar algo/embriagarse/irse de putas/ver la tele. Hay muchísimo conocimiento “oculto” que muchos no saben está al alcance de todos. No estoy diciendo que soy el ser iluminado y espiritual. No lo soy. Lo que quiero decir es que en el lugar en el que trabajaba parecía que todo funcionaba en automático, yo no me sentía bien con ello, tal vez algunas personas ya no se podían salir de esa forma de vida por alguna razón. En esta vida a unos les toca irse de putas, a otros embriagarse, a otros ver la tele, a otros ser robots con pelo…


No juzgo a nadie. Solamente decidí tomar mi camino. Iré patear traseros.


Besos mil.








miércoles, 27 de noviembre de 2013

El regreso del blog (unas vez más).

Hace frío. Si me da la gana publicaré más cosas en el blog. Por ahora esto es una señal de vida.

Besos mil.